martes, 18 de julio de 2017

INVESTIGACION

https://bibliotecaum.wordpress.com/2014/10/01/investigacion-accion-reflexion-critica-sobre-la-practica-educativa-orientaciones-practicas-y-experiencias/

INVESTIGACION

http://www.quadernsdigitals.net/datos/hemeroteca/r_75/nr_821/a_11102/11102.pdf

LA INVESTIGACION ACCION

http://www.innpulsos.com/2012/05/15/principales-caracteristicas-de-la-investigacion-accion-parte-i-de-ii/

Documentos de consultas investigacion accion

https://www.uam.es/personal_pdi/stmaria/jmurillo/InvestigacionEE/Presentaciones/Curso_10/Inv_accion_trabajo.pdf


http://www.mecd.gob.es/dctm/revista-de-educacion/articulosre287/re28710.pdf?documentId=0901e72b813c300b

http://www.milenio.com/firmas/alfonso_torres_hernandez/Investigacion-accion-educacion_18_479532093.html

rieoei.org/deloslectores/682Bausela.PDF

documento

LA INVESTIGACIÓN ACCION. Conocer y cambiar la práctica educativa.
ANTONIO LATORRE.
ED. GRAÓ. España, 2003.


CAPITULO 2


La investigación-acción

¿Qué es la investigación-acción?

Responder a esta pregunta no es fácil. Nos encontramos con múltiples respues­tas, con diversas definiciones y con gran variedad de prácticas de investigación-ac­ción. La expresión investigación-acción se utiliza con variedad de usos y sentidos, no disponiendo de criterios concretos para delimitar las numerosas orientaciones meto­dológicas que la reclaman para sí.
La investigación del profesorado aparece en los textos de investigación educa­tiva con diferentes expresiones: investigación en el aula, el profesorado investigador, investigación colaborativa, investigación participativa, investigación crítica, etc., que designan modelos de investigación con cierta especificidad, pero que se consi­deran expresiones intercambiables.
En el texto que el lector tiene en sus manos, la expresión investigación-acción educativa se utiliza para describir una familia de actividades que realiza el profeso­rado en sus propias aulas con fines tales como: el desarrollo curricular, su autodesarrollo profesional, la mejora de los programas educativos, los sistemas de planificación o la política de desarrollo. Estas actividades tienen en común la identificación de estrate­gias de acción que son implementadas y más tarde sometidas a observación, reflexión y cambio. Se considera como un instrumento que genera cambio social y conoci­miento educativo sobre la realidad social y/o educativa, proporciona autonomía y da poder a quienes la realizan.
A continuación, con el fin de dar una visión general de la investigación-acción, presentaremos algunas definiciones de investigación-acción, sus características más destacadas, cuáles son sus propósitos, y sus aspectos específicos y singulares frente a otras maneras de hacer investigación en educación.

Definición de investigación-acción
La investigación-acción se puede considerar como un término genérico que hace referencia a una amplia gama de estrategias realizadas para mejorar el sistema educativo y social. Existen diversas definiciones de investigación-acción; las líneas que siguen recogen algunas de ellas.
Elliott (1993) define la investigación-acción como «un estudio de una situación social con el fin. de mejorar la calidad de la acción dentro de la misma». La entiende como una reflexión sobre las acciones humanas y las situaciones sociales vividas por el profesorado que tiene como objetivo ampliar la comprensión (diagnóstico) de los docentes de sus problemas prácticos. Las acciones van encaminadas a modificar la si­tuación una vez que se logre una comprensión más profunda de los problemas.
Con Kemmis (1984) la investigación-acción no sólo se constituye como ciencia práctica y moral, sino también como ciencia crítica. Para este autor la investigación­acción es:
[..] una forma de indagación autorreflexiva realizado por quienes participan (profeso­rado, alumnado, o dirección por ejemplo) en las situaciones sociales (incluyendo las educativas) para mejorar la racionalidad y la justicia de: a) sus propias prácticas so­ciales o educativas; b) su comprensión sobre las mismos; y c) las situaciones e insti­tuciones en que estas prácticas se realizan (aulas o escuelas, por ejemplo).

Lomax (1990) define la investigación-acción como «una intervención en la práctica profesional con la intención de ocasionar una mejora». La intervención se basa en la investigación debido a que implica una indagación disciplinada.

Para Bartolomé (1986) la investigación-acción «es un proceso reflexivo que vin­cula dinámicamente la investigación, la acción y la formación, realizada por profe­sionales de las ciencias sociales, acerca de su propia práctica. Se lleva a cabo en equipo, con o sin ayuda de un facilitador externo al grupo».

Es significativo el triángulo de Lewin (1946) que contempla la necesidad de la investigación, de la acción y de la formación como tres elementos esenciales para el desarrollo profesional (véase el cuadro 4). Los tres vértices del ángulo deben perma­necer unidos en beneficio de sus tres componentes. La interacción entre las tres di­mensiones del proceso reflexivo puede representarse bajo el esquema del triángulo.

Para nosotros la investigación-acción es vista como una indagación práctica realizada por el profesorado, de forma colaborativa, con la finalidad de mejorar su práctica educativa a través de ciclos de acción y reflexión.




Características de la investigación-acción
Kemmis y McTaggart (1988) han descrito con amplitud las características de la investigación-acción. Las líneas que siguen son una síntesis de su exposición. Como rasgos más destacados de la investigación-acción reseñamos los siguientes:

  • Es participativa. Las personas trabajan con la intención de mejorar sus pro­pias prácticas. La investigación sigue una espiral introspectiva: una espiral de ciclos de planificación, acción, observación y reflexión.
  • Es colaborativa, se realiza en grupo por las personas implicadas.
  • Crea comunidades autocríticas de personas que participan y colaboran en todas las fases del proceso de investigación.
  • Es un proceso sistemático de aprendizaje, orientado a la praxis (acción crí­ticamente informada y comprometida).
  • Induce a teorizar sobre la práctica.
  • Somete a prueba las prácticas, las ideas y las suposiciones.
  • Implica registrar, recopilar, analizar nuestros propios juicios, reacciones e impresiones en torno a lo que ocurre; exige llevar un diario personal en el que se registran nuestras reflexiones.
  • Es un proceso político porque implica cambios que afectan a las personas.
  • Realiza análisis críticos de las situaciones.
  • Procede progresivamente a cambios más amplios.
  • Empieza con pequeños ciclos de planificación, acción, observación y refle­xión, avanzando hacia problemas de más envergadura; la inician pequeños grupos de colaboradores, expandiéndose gradualmente a un número mayor de personas.

La naturaleza participativa y el carácter colaborativo de la investigación-acción lo explica Kemmis (1988): La investigación-acción es una investigación sobre la prác­tica, realizada por y para los prácticos, en este caso por el profesorado. Los agentes involucrados en el proceso de investigación son participantes iguales, y deben impli­carse en cada una de las fases de la investigación. La implicación es de tipo colabo­rativo. Requiere una clase de comunicación simétrica, que permite a todos los que participan ser socios de la comunicación en términos de igualdad, y una parti­cipación colaborativa en el discurso teórico, práctico y político es el sello de la investigación-acción.

Zuber-Skerritt (1992) señala que la investigación-acción, como enfoque alter­
nativo a la investigación social tradicional, se caracteriza porque es:
·       Práctica. Los resultados y percepciones ganados desde la investigación no sólo tienen importancia teórica para el avance del conocimiento en el campo social, sino que ante todo conducen a mejoras prácticas durante y después del proceso de investigación.
·       Participativa y colaborativa. Al investigador no se le considera un experto externo que realiza una investigación con personas, sino un coinvestigador que investiga con y para la gente interesada por los problemas prácticos y la mejora de la realidad.
·       Emancipatoria. El enfoque no es jerárquico, sino simétrico, en el sentido de que los participantes implicados establecen una relación de iguales en la aportación a la investigación.

·       Interpretativa. La investigación social no asume los resultados desde la vi­sión de los enunciados del investigador positivista basados en las respuestas correctas o equivocadas para la cuestión de investigación, sino en solucio­nes basadas sobre los puntos de vista e interpretaciones de las personas in­volucradas en la investigación. La validez de la investigación se logra a través de estrategias cualitativas.

·       Crítica. La comunidad crítica de participantes no sólo busca mejoras prácti­cas en su trabajo dentro de las restricciones sociopolíticas dadas, sino tam­bién actuar como agentes de cambio críticos y autocríticos de dichas restricciones. Cambian su ambiente y son cambiados en el proceso.

Elliott (1993) dice que la investigación-acción educativa:
·     Se centra en el descubrimiento y resolución de los problemas a los que se enfrenta el profesorado para llevar a la práctica sus valores educativos.
·      Supone una reflexión simultánea sobre los medios y los fines. Como fines, los valores educativos se definen por las acciones concretas que selecciona el profesorado como medio para realizarlos. Las actividades de enseñanza constituyen interpretaciones prácticas de los valores. Por lo tanto, al refle­xionar sobre la calidad de su enseñanza, el profesorado debe hacerlo sobre los conceptos de valor que la configuran y moldean.

Es una práctica reflexiva. Como forma de autoevaluación, la investigación­acción consiste en que el profesorado evalúe las cualidades de su propio «yo» tal como se manifiestan en sus acciones. En esta perspectiva, esas ac­ciones se conciben como prácticas morales más que como simples expresio­nes técnicas. En el contexto de una práctica moral, la autoevaluación supone un tipo determinado de autorreflexión: la reflexividad.

Integra la teoría en la práctica. Las teorías educativas se consideran como sistemas de valores, ideas y creencias representadas no tanto en forma pro­posicional como de práctica. Esas teorías se desarrollan a través del proceso reflexivo sobre la práctica. El desarrollo de la teoría y la mejora de la prác­tica se consideran procesos interdependientes.

·      Supone el diálogo con otras u otros profesionales. En la medida en que el profesorado trata de poner en práctica sus valores profesionales mediante la investigación-acción, se hace responsable de los resultados ante sus com­pañeros. Esa responsabilidad se expresa en la elaboración de expedientes que documenten los cambios habidos en la práctica y los procesos de deli­beración y reflexión que dan lugar a esos cambios.

Lomax (1995) le atribuye seis rasgos:
·       Trata de buscar una mejora a través de la intervención.
·       Implica al investigador como foco principal de la investigación.
·       Es participativa, e implica a otras personas más como coinvestigadores que como informantes.
  • Es una forma rigurosa de indagación que lleva a generar teoría de la práctica.
  • Necesita de una continua validación de testigos «educativos» desde el con­texto al que sirve.
  • Es una forma pública de indagación.

Propósitos de la investigación-acción
Para Kemmis y McTaggart (1988), los principales beneficios de la investigación­acción son la mejora de la práctica, la comprensión de la práctica y la mejora de la situación en la que tiene lugar la práctica. La investigación-acción se propone mejo­rar la educación a través del cambio y aprender a partir de las consecuencias de los cambios.

El propósito fundamental de la investigación-acción no es tanto la generación de conocimiento como el cuestionar las prácticas sociales y los valores que las integran con la finalidad de explicitarlos. La investigación-acción es un poderoso instrumento para reconstruir las prácticas y los discursos.

Al hilo de lo dicho, son metas de la investigación-acción:
·       Mejorar y/o transformar la práctica social y/o educativa, a la vez que pro­curar una mejor comprensión de dicha práctica.
·       Articular de manera permanente la investigación, la acción y la formación.
·       Acercarse a la realidad: vinculando el cambio y el conocimiento.
·       Hacer protagonistas de la investigación al profesorado.

Investigación y acción
La investigación-acción fue descrita por el psicólogo social Lewin (1946) como una espiral de pasos: planificación, implementación y evaluación del resultado de la acción. La investigación-acción se entiende mejor como la unión de ambos términos. Tiene un doble propósito, de acción para cambiar una organización o institución, y de investigación para generar conocimiento y comprensión. La investigación-acción no es ni investigación ni acción, ni la intersección de las dos, sino el bucle recursivo y retroactivo de investigación y acción.

Entender la investigación-acción desde este marco es considerarla como una metodología que persigue a la vez resultados de acción e investigación; como un diá­logo entre la acción y la investigación. Conlleva la comprobación de ideas en la prác­tica como medio de mejorar las condiciones sociales e incrementar el conocimiento.

No obstante, la mayoría de autores enfatizan la importancia de la acción; ésta conduce la investigación y es la fuerza motivadora. Otros resaltan el carácter com­prometido y a veces apasionado de los investigadores en la acción.

¿En qué se diferencia la investigación-acción de otras investigaciones?

Existen diferentes maneras de investigar en educación; no todas adecuadas y utilizables en contextos educativos. No obstante, ciertos procedimientos son comu­nes a toda clase de investigación. La investigación-acción de calidad comparte las características básicas de la buena investigación, conservando sus propias caracterís­ticas específicas.
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Pring (2000) señala cuatro características significativas de la investigación­acción:
·       Cíclica, recursiva. Pasos similares tienden a repetirse en una secuencia similar.
·       Participativa. Los clientes e informantes se implican como socios, o al menos como participantes activos, en el proceso de investigación.
·      Cualitativa. Trata más con el lenguaje que con los números.
·      Reflexiva. La reflexión crítica sobre el proceso y los resultados son partes im­portantes de cada ciclo.

Un rasgo específico de la investigación-acción es la necesidad o imperativo de integrar la acción. El foco de la investigación será el plan de acción para lograr el cambio o mejora de la práctica o propósito establecido. «Hacer algo para mejorar una práctica» es un rasgo de la investigación-acción que no se da en otras investigacio­nes. La intención es lograr una mejora en congruencia con los valores educativos ex­plicitados en la acción.

En suma, la investigación-acción se diferencia de otras investigaciones en que:
-        Requiere una acción como parte integrante del mismo proceso de investigación.
-        El foco reside en los valores de la profesional y del profesional más que en las consideraciones metodológicas.
-        Es una investigación sobre la persona, en el sentido de que los profesiona­les investigan sus propias acciones.

¿Qué implica hacer investigación-acción?

Zuber-Skerritt (1992) dice que tiene lugar una investigación-acción si:
-        La persona reflexiona y mejora su propia práctica y su situación.
-        Se vincula con rigor la reflexión y la acción.
-        Se hace pública la experiencia no sólo a otros participantes sino también a otras personas interesadas y preocupadas en el trabajo y la situación.

Y si se da una situación en que:
-        El poder se comparte.
-        La recogida de datos la realizan los propios participantes.
-        Se participa en la toma de decisiones.
-        Hay colaboración entre los miembros del grupo como una comunidad crítica. Hay autorreflexión, autoevaluación y autogestión en el grupo de personas. Tiene lugar un aprendizaje progresivo y público a través de espiral autorre­flexiva.

La situación reflexiva se equipara con la idea del práctico reflexivo.

Bassey (1995) señala que la investigación-acción pretende comprender e inter­pretar las prácticas sociales (indagación) para cambiarlas (acción) y para mejorarlas (propósito). Como calificadores clave de la investigación-acción señala:
Indagación sistemática, crítica, hecha pública.
Acción informada, comprometida e intencionada.
Con un propósito valioso.

Indagar significa plantear preguntas para las que uno no tiene respuestas; sig­nifica un compromiso de aprender algo nuevo. La investigación-acción añade la idea de que se conseguirá un cambio, tanto en el mundo mental como en el práctico. Sig­nifica que se está dispuesto a cambiar la propia comprensión y que se intenta asumir cambios prácticos fuera de la práctica.
Pring (2000) pone un ejemplo de preguntas para distinguir lo que considera investigación-acción de lo que no lo es:
¿Cómo puedo mejorar la calidad de mi práctica docente? ¿Qué está sucediendo aquí?

La primera es una pregunta de investigación-acción, la segunda, no lo es; la primera supone un compromiso de mejorar la práctica a través de implementar acciones de mayor grado de calidad.

Institucionalización de la investigación-acción
Un aspecto central de la investigación-acción es llegar a formar parte de la cul­tura del centro educativo. ¿Cómo conseguir que forme parte de la cultura de la escuela? La institucionalización es un concepto plural que implica toda una serie de cambios organizativos y personales, la puesta en marcha de procesos y estrategias de forma estable; se constituye en un proceso a través del cual una organización asi­mila una innovación en su estructura. Supone que el centro revisa crítica y refle­xivamente sus propios procesos y prácticas dentro de una estructura de análisis sistemático.

La cultura del centro se modifica, al lograr que un proyecto de cambio educa­tivo se institucionalice y contribuya al desarrollo profesional. Es un proceso sis­temático de cambio y mejora de la escuela, y como tal proceso necesita ser comprendido, reconocido e integrado en la vida organizativa del centro. Teniendo en cuenta que es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo, por lo que exige continuidad en el proyecto de trabajo y permanencia en el centro del profesorado que lo asume.

Bartolomé (1986) señala algunos elementos clave que permiten delimitar el lig­nificado de este proceso:
Intenta que el cambio introducido sea asimilado e incorporado a la organi­zación educativa. Lo que supone un cambio en la cultura de la institución que asimila el cambio.
Esta incorporación debe alcanzar una cierta duración temporal.
Procura la extensión de la innovación a otras áreas del currículo. Desarrolla, en fin, en la institución educativa la capacidad de resolver sus propios problemas.

Se han identificado algunas dificultades vinculadas al proceso de la institucio­nalización, entre las que podemos señalar:
La resistencia al cambio de los centros educativos.
La falta de tiempo para dedicarse a las tareas de investigación e innovación. La dificultad de comunicación interpersonal.

La carencia de medios de infraestructura y de apoyo técnico al proceso.
·      El ejercicio arbitrario del poder. Etc.

Etica e investigación-acción
Los textos de investigación educativa dedican un apartado a informar sobre los principios éticos que rigen la investigación con seres humanos. Aquí, nos limitamos a hacer algunas consideraciones sobre el tema a modo de lista de comprobación básica:
Negociar el acceso con:
- Las autoridades.
- Los participantes.
- Padres, administradores y supervisores.
·      Garantizar la confidencialidad de:
- La información.
- La identidad.
- Los datos.
Garantizar el derecho de los participantes a retirarse de la investigación.
·      Mantener a otros informados.
Mantener los derechos de la propiedad intelectual.

Modalidades de investigación-acción

Los libros que abordan el tema de la investigación-acción suelen ponerse de
acuerdo al señalar tres tipos de investigación-acción: técnica, práctica y crítica eman­cipadora, que corresponden a tres visiones diferentes de la investigación-acción:

La investigación-acción técnica, cuyo propósito sería hacer más eficaces las prácticas sociales, mediante la participación del profesorado en pro­gramas de trabajo diseñados por personas expertas o un equipo, en los que aparecen prefijados los propósitos del mismo y el desarrollo metodo­lógico que hay que seguir. Este modelo de investigación-acción se vincu­la a las investigaciones llevadas a cabo por sus iniciadores, Lewin, Corey y otros.

La investigación-acción práctica confiere un protagonismo activo y autó­nomo al profesorado, siendo éste quien selecciona los problemas de inves­tigación y quien lleva el control del propio proyecto. Para ello puede reclamarse la asistencia de un investigador externo, de otro colega, o, en general, de un «amigo crítico». Son procesos dirigidos a la realización de aquellos valores intrínsecos a la práctica educativa. Es la perspectiva que representa el trabajo de Stenhouse (1998) y de Elliott (1993). La investiga­ción-acción práctica implica transformación de la conciencia de los partici­pantes así como cambio en las prácticas sociales. La persona experta es un consultor del proceso, participa en el diálogo para apoyar la cooperación de los participantes, la participación activa y las prácticas sociales. La investigación-acción crítica, emancipatoria incorpora las ideas de la teoría crítica. Se centra en la praxis educativa, intentando profundizar en la emancipación del profesorado (sus propósitos, prácticas rutinarias, creen­cias), a la vez que trata de vincular su acción a las coordenadas sociales y contextuales en las que se desenvuelven, así como ampliar el cambio a otros ámbitos sociales. Se esfuerza por cambiar las formas de trabajar (constitui­das por el discurso, la organización y las relaciones de poder). Este modelo de investigación es el que defienden Carr y Kemmis.

La investigación-acción crítica está íntimamente comprometida con la trans­formación de la organización y práctica educativa, pero también con la organización y práctica social. Deja de ser un proceso neutral de comprensión y práctica, y se con­vierte en un proceso crítico de intervención y reflexión. Es un proceso de indagación y conocimiento, un proceso práctico de acción y cambio, y un compromiso ético de servicio a la comunidad.

Como proceso de cambio, la investigación-acción pretende construir y formu­lar alternativas de acción. La comprensión de la realidad educativa se orienta a me­jorar las prácticas. No se limita a mejorar un conocimiento y juicio práctico, sino que va más allá de sus posibilidades critico-interpretativas: la investigación está compro­metida en la transformación de las prácticas colectivas.

El cuadro 5 recoge los tres tipos de investigación-acción, relacionando los objetivos, el rol del investigador y la relación entre facilitador y participantes.



Cuadro 5. Las tres modalidades de investigación-acción (Carr y Kemmis, 1988)

Para Carr y Kemmis (1988) sólo la investigación-acción emancipatoria es la ver­dadera investigación-acción. Sin embargo, autores como Zuber-Skerritt (1992) seña­lan que cada una de las investigaciones es válida en sí, las tres modalidades conllevan desarrollo profesional, y es legítimo comenzar por la indagación técnica y, progresi­vamente, avanzar hacia las de tipo práctico y emancipatorio. Sin embargo, la meta última sería mejorar la práctica de forma sistemática y garantizada, realizando cam­bios en el ambiente, contexto o condiciones en los que tiene lugar la práctica, con el propósito de una mejora deseable y un desarrollo futuro efectivo.


El proceso de investigación-acción

La investigación-acción no sólo la constituyen un conjunto de criterios, asun­ciones y principios teóricos sobre la práctica educativa, sino también un marco me­todológico que sugiere la realización de una serie de acciones que debe desarrollar el profesorado como profesionales de la educación.
La investigación-acción se suele conceptualizar como un «proyecto de acción» formado por «estrategias de acción», vinculadas a las necesidades del profesorado investigador y/o equipos de investigación. Es un proceso que se caracteriza por su ca­rácter cíclico, que implica un «vaivén» -espiral dialéctica- entre la acción y la refle­xión, de manera que ambos momentos quedan integrados y se complementan. El proceso es flexible e interactivo en todas las fases o pasos del ciclo.
El proceso de la investigación-acción fue ideado primero por Lewin (1946) y luego desarrollado por Kolb (1984), Carr y Kemmis (1988) y otros autores. A modo de síntesis, la investigación-acción es una espiral de ciclos de investigación y acción constituidos por las siguientes fases: planificar, actuar, observar y reflexionar (véase cuadro 6).

La espiral de ciclos es el procedimiento base para mejorar la práctica. Diferen­tes investigadores en la acción lo han descrito de forma diferente: como ciclos de ac­ción reflexiva (Lewin, 1946); en forma de diagrama de flujo (Elliott, 1993); como espirales de acción (Kemmis, 1988; McKernan, 1999; McNiff y otros, 1996).
Cuadro 6. Espiral de ciclos de la investigación-acción


Para lograr el potencial total de mejora y cambio, un ciclo de investigación-ac­ción no es suficiente. La implementación satisfactoria de un plan de acción puede lle­var cierto tiempo sí requiere ciertos cambios en la conducta de los participantes. El tiempo necesario para que se origine el cambio dependerá de la frecuencia de las transacciones del profesorado con el alumnado, o de la capacidad que tenga el pro­fesorado para analizar la situación problemática que intenta mejorar. Aunque el paso o acción se implemente con relativa facilidad, pueden surgir efectos colaterales que requieran reajustes o cambios en el plan general de la acción.

Lo que se precisa es un proceso organizado de aprendizaje individual y/o siem­pre que sea posible en grupo, en comunidades críticas, constituido por una espiral de ciclos de investigación-acción.

En la espiral de la investigación-acción, el grupo:
  • Desarrolla un plan de acción informada críticamente para mejorar la prác­tica actual. El plan debe ser flexible, de modo que permita la adaptación a efectos imprevistos.
·     Actúa para implementar el plan, que debe ser deliberado y controlado.
·     Observa la acción para recoger evidencias que permitan evaluarla. La obser­vación debe planificarse, y llevar un diario para registrar los propósitos. El proceso de la acción y sus efectos deben observarse y controlarse individual o colectivamente.
·      Reflexiona sobre la acción registrada durante la observación, ayudada por la discusión entre los miembros del grupo. La reflexión del grupo puede con­ducir a la reconstrucción del significado de la situación social y proveer la base para una nueva planificación y continuar otro ciclo.

Estos pasos son realizados de una manera más cuidadosa, sistemática y riguro­sa que la que tiene lugar en la práctica diaria (Zuber-Skerritt, 1992, p. 16).

Rasgos del proceso de la investigación-acción
McNiff (1988) señala como rasgos principales del proceso:
  • Un compromiso con la mejora educativa.
  • Una clase especial de pregunta de investigación.
  • Poner al «yo» como centro de la investigación.
  • Una clase especial de acción que es informada, comprometída e intencional.
  • Un control sistemático de la generación de datos válidos.
  • Auténtica descripción de la acción.   
  • Explicaciones de la acción.
  • Nuevas maneras de representar la investigación.
  • Validar las afirmaciones hechas como resultado de la investigación.
  • Hacer la investigación-acción pública.

Elliott (1993) señala como características las siguientes:
  • Examina problemas que resultan difíciles para el profesorado. Los problemas se consideran resolubles. Los problemas requieren una solución práctica.
  • La investigación-acción deja en suspenso una definición acabada de la si­tuación.
  • Es misión del investigador profundizar en el problema.
  • Utiliza la metodología del estudio de casos en un intento por contar una historia.
  • El estudio de casos se comunica desde la perspectiva de los participantes. Utiliza el lenguaje del discurso empleado por los participantes.
  • La validación tiene lugar en un diálogo sin restricciones de los participantes. Debe haber un flujo libre de información dentro del grupo.

Modelos del proceso de investigación-acción

La existencia de concepciones diversas del proceso ha dado lugar a diver­sas representaciones o modelos de investigación. Un resumen de los mismos aparece en la literatura sobre el tema. Los modelos son bastante similares en su estructura y proceso, pues todos ellos parten y se inspiran en el modelo matriz lewiniano.


Cuadro 7. Modelo de investigación-acción de Lewin (1946)

Modelo de Lewin
Lewin (1946) describió la investigación-acción como ciclos de acción reflexiva. Cada ciclo se compone de una serie de pasos: planificación, acción y evaluación de la acción. Comienza con una «idea general» sobre un tema de interés sobre el que se elabora un plan de acción. Se hace un reconocimiento del plan, sus posí-bilidades y limitaciones, se lleva a cabo el primer paso de acción y se evalúa su resultado. El plan general es revisado a la luz de la información y se planifica el segundo paso de ac­ción sobre la base del primero (véase cuadro 7).

Modelo de Kemmís
Kemmis (1989), apoyándose en el modelo de Lewin, elabora un modelo para aplicarlo a la enseñanza. El proceso lo organiza sobre dos ejes: uno estra­tégico, constituido por la acción y la reflexión; y otro organizativo, constituido por la planificación y la observación. Ambas dimensiones están en continua in­teracción, de manera que se establece una dinámica que contribuye a resolver los problemas y a comprender las prácticas que tienen lugar en la vida cotidia­na de la escuela.
El proceso está integrado por cuatro fases o momentos interrelacionadas: pla­nificación, acción, observación y reflexión. Cada uno de los momentos implica una mirada retrospectiva, y una intención prospectiva que forman conjuntamente una espiral autorreflexiva de conocimiento y acción. En los cuadros 8 y 9 se concretan los momentos de investigación-acción.

Cuadro 8. Los momentos de la investigación-acción (Kemmis, 1989)
Cuadro 9. Los momentos de la investigación-acción (Kemmis, 1989)
El modelo de Kemmis se representa en una espiral de ciclos, cada ciclo lo com­ponen cuatro momentos:
  • El desarrollo de un plan de acción críticamente informado para mejorar aquello que ya está ocurriendo.
  • Un acuerdo para poner el plan en práctica.
  • La observación de los efectos de la acción en el contexto en el que tienen lugar.
  • La reflexión en torno a esos efectos como base para una nueva planifica­ción, una acción críticamente informada posterior, etc. a través de ciclos su­cesivos.

Modelo de Elliott
El modelo de Elliott toma como punto de partida el modelo cíclico de Lewin, que comprendía tres momentos: elaborar un plan, ponerlo en marcha y evaluarlo; rectificar el plan, ponerlo en marcha y evaluarlo, y así sucesivamente.
En el modelo de Elliott aparecen las siguientes fases:

  • Identificación de una idea general. Descripción e interpretación del proble­ma que hay que investigar.
  • Exploración o planteamiento de las hipótesis de acción como acciones que hay que realizar para cambiar la práctica.
  • Construcción del plan de acción. Es el primer paso de la acción que abarca: la revisión del problema inicial y las acciones concretas requeridas; la visión de los medios para empezar la acción siguiente, y la planificación de los ins­trumentos para tener acceso a la información. Hay que prestar atención a:
- La puesta en marcha del primer paso en la acción.
- La evaluación.
- La revisión del plan general.

Elliott hace algunas críticas al modelo lewiniano y remodela la espiral de acti­vidades como muestra el diagrama de flujo del cuadro 10 en la siguiente página.

Cuadro 10. Ciclo de la investigación-acción (Elliott, 1993)





Modelo de Whitehead
Whitehead (1989), crítico con las propuestas de Kemmis y de Elliott, por en­tender que se alejan bastante de la realidad educativa convirtiéndose más en un ejer­cicio académico que en un modelo que permita mejorar la relación entre teoría educativa y autodesarrollo profesional, propone una espiral de ciclos cada uno con los pasos que se especifican en el cuadro 11.


Cuadro 11. Ciclo de la investigación-acción según Whitehead (1991)